Quien vive se hiere, y cuanta más sensibilidad, más heridas. La educación sensible enseña a cicatrizar las heridas con belleza; uno aprende a aceptar las roturas que sufre para repararlas, haciéndose más bello y resistente.
Quien vive se hiere, y cuanta más sensibilidad, más heridas. La educación sensible enseña a cicatrizar las heridas con belleza; uno aprende a aceptar las roturas que sufre para repararlas, haciéndose más bello y resistente.