Enseñar a descansar al adolescente altamente sensible

Podría resultar sorprendente escuchar que se debe enseñar a descansar a un adolescente, pero para quién es altamente sensibles, es algo que no suele aprender por sí solo.

La persona altamente sensible cuando es niño vive intensamente pero si cuenta con la seguridad emocional de su familia es posible que el agotamiento no sea un problema. Sin embargo, cuando llega a la adolescencia en una «sociedad del rendimiento», su manera intensa de vivir se manifiesta en ansiedad por dar el mejor producto, lograr el reconocimiento de los demás y a la vez, con la sensación de no ser lo suficientemente buenos o de no cumplir las expectativas.

El adolescente altamente sensible se implica emocionalmente con todos y se toma a pecho todo lo que hace, pero siempre le parece que puede hacer más, en especial cuando hay otras personas en juego.

Se podría decir que el adolescente sensible es como un caballo, mientras que el resto de compañeros son como mulas. Se podría decir que el caballo es más hermoso pero la ventaja de la mula sobre el caballo es que la mula se detiene cuando se cansa, mientras que el caballo trabaja hasta la muerte.

La mula conoce sus límites físicos y no está dispuesto a sobrepasarlos, a pesar de que es fuerte y resistente. No importa la presión del entorno, si es más de lo que puede hacer, la mula no lo hará. El caballo es más bien un soñador. Si el trabajo es seguir trabajando sin importar qué, lo hará. Los caballos trabajarán o correrán hasta que se caigan, solo porque pueden. El caballo ignorará su agotamiento para mantenerse al día con la manada (o propietario). Cuando el caballo cae en la cuenta de que ha hecho demasiado, suele ser demasiado tarde.

Resulta romántico pero es poco práctico. Puede parecer hermoso que un caballo pueda hacer eso por ti, pero quizá sea más práctico que sepa decir que no para descansar y sus servicios duren por mucho más tiempo.

Paradójicamente, al joven PAS le falta la sensibilidad para detectar que se le están agotando las fuerzas, es como un coche que no tiene el pilotillo que se enciende cuando entra en reserva el combustible y entonces, cuando menos se lo espera se queda tirado en la cuneta. En esa situación, está a merced de la frustración, el vacío, la depresión y las compensaciones dañinas. Al poco consigue reponerse, pero la sensación de culpabilidad por quedarse tirado y todo lo que ha supuesto, lo carga en su mochila.

Al joven PAS le cuesta decir que «NO» y aunque sea una sobrecarga insoportable allí que va. Luego se enfada, se siente mal y piensa que lo está haciendo porque es un soberbio que solo piensa en sí o ideas por el estilo: se autocastiga. Y entonces su modo de superarse es seguir haciendo sin parar.

En estas, si las personas que le rodean, en lugar de ayudarle a parar, le jalean para que siga: «qué bien lo haces todo, qué haría sin ti», entonces el PAS sin experiencia, trata de complacer a estas personas para no defraudarles, hasta que no puede más y deja sin cumplir algún compromiso. Sigue el círculo vicioso de frustración-sobrecarga.

Si además, las personas afectadas no caen en la cuenta de la sobrecarga que estaba llevando y se sienten defraudadas, el joven PAS revienta: «¡¡¡esto no es justo!!!»… Quizás no sea justo, pero lo que está en su mano no es lograr que las demás personas sean comprensivas, sino parar y obrar con paz. Tendrá que aprender a gestionar esas situaciones, pero esto lo explicaremos en otro artículo.

Aprender a usar el piloto del combustible

Si la PAS aprende a descansar a tiempo, el descanso será más saludable y no se dañará el interior. Cada uno tiene su propio pilotillo de alerta, unos se ponen antipáticos, a otros le sale un herpes, o de pronto deja de hablar o no para de hacerlo, se le ocurren muchas cosas y las afronta todas sin pensar. En general cada cual deberá ver pero lo que suele verse son las debilidades del carácter que afloran; cuando uno está cansado se nota más el mal humor, la impaciencia, las emociones están más descontroladas, uno tiende a quejarse, a ser negativo y sobre todo, cualquier cosa le parece un mundo…

En muchos PAS el pilotillo suele ser el mismo; si por lo general suelen ser amables y delicados en el trato, cuando de pronto actúan con brusquedad es un indicador de que entra en la reserva y conviene pasar a repostar.

Descansar por sistema

Para no tener que esperar a tener una mala reacción, para descansar, puede ayudar el tener un plan de descanso como tenemos un plan de comidas. Y como ocurre en las comidas, pueden ser momentos estupendos para compartir con otros. Y siguiendo el símil, igual que ciertas personas necesitan regímenes especiales de comida, es normal que haya personas que tengan dietas particulares de descanso: no tiene que ser un motivo de culpabilidad el dedicarse a descansar, sino que debe entenderse como una necesidad de mi manera de ser, y uno debe llevarlo con humildad, y ya puestos, disfrutarlo, y que piensen lo que quieran.

Conectar con la Fuente

Las personas somos cuerpo mente y apertura (espíritu), y el agotamiento de la PAS, claro que tiene sus manifestaciones como agotamiento físico y psíquico, pero en muchas ocasiones, tiene su origen como agotamiento espiritual motivado por la desconexión con la Fuente que le da sentido.

Cada persona según sus creencias experimentará su conexión con la Fuente de un modo u otro, pero lo que está claro es que cada cual ha sido dado a la vida por una Fuente que no es uno mismo nosotros mismos y que nos originó por una intención. Las PAS son conscientes de esta realidad, de un modo u otro, o al menos no se resignan a vivir de espalda al misterio. Lo que sí puede ocurrir es que su propio activismo les lleve a desconectar de su Fuente que es donde encuentran la versión original de sí mismos, y si esto pasa, es sencillo que la PAS se pierda en un mar de estímulos, emociones y pensamientos.

Las PAS si no aprenden a descansar pueden llegar a un extremo agotamiento por la mala gestión de su sensibilidad, sobre todo cuando reducen las fuentes de felicidad, a las fuentes de felicidad sensible. Es posible que, como PAS se hayan ido resquebrajando cada vez más por ese motivo. Y es que nadie les ha enseñado a descansar en la apertura, en la conexión con lo otro; quizás han aprendido en nuestro mundo hiperestimulante sensorialmente a encontrar la satisfacción en lo meramente natural y su capacidad de conectar con lo supranatural se ha quedado agostado por el mecanicismo. Vale la pena ayudar a todas las personas pero en particular a las altamente sensibles a conectar con las realidades supranaturales con libertad interior y honestidad intelectual.

La persona PAS debe aprender a «dejar de empujar el río y dejarlo fluir». Aprender a descansar en su fuente originadora, en la confianza de que si permanece conectado será lo que originalmente es. El adolescente se cansa porque quiere dejar de ser niño, pero pasada la adolescencia, la PAS que madura debe ser adulto con la actitud de un niño, que no tiene que hacer nada, sólo descansar en los brazos de su madre.

Enseñarle a descansar, más que enseñarle a hacer, es un enseñarle a ser.

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