Hasta ahora, en muchos colegios, se ha venido tratando a los niños con alta sensibilidad (AS) con estudiantes con dificultades en el aprendizaje o alguna peculiaridad que supone un problema. Desde la educación sensible se quiere dar un giro copernicano, la alta sensibilidad no es un problema que se debe superar o neutralizar sino una oportunidad que se debe aprovechar, cultivar y poner al servicio de la autorrealización del niño y del bien común.
Ya es suficientemente abrumadora y a veces difícil de gestionar por el niño para que encima, desde fuera, las personas que le quieren, le vean como un problema o como alguien que tiene problemas.
Tener AS no es solo un rasgo de personalidad que se deba educar, sino un núcleo de lo que es el niño y desde lo que se debe partir para ayudarle a madurar. Si se le ayuda bien, desarrollará una extraordinaria y saludable empatía, creatividad y capacidad de vivir profundamente emociones.
Con la educación sensible, no se ve la AS como un problema sino como un talento que se puede desarrollar de forma saludable y que enriquece a la persona y su comunidad. Si se educa la AS se pueden lograr resultados maravillosos:
Disfrutar profundamente de emociones positivas y hacer disfrutar a los demás con su irradiación. Es cierto que si no se educa, la alta sensibilidad puede desbocar las emociones, irritación, enfados profundos, angustias por naderías pero si se le ayuda, puede aprender a gestionar su emotividad y ponerla al servicio de sus desarrollo personal y social.
Ciertamente, la AS lleva al niño a sufrir desproporcionadamente, pero esta capacidad de sufrir le lleva a aceptar con sencillez todos los altibajos de la vida. Cuando el niño con AS encontra experiencias de vida difíciles o emociones negativas, no se aleja de ellas, sino que las afronta con todo su ser, lo que se podría decir, de una forma holística. El problema es que si no se le dan las herramientas, esto le hará cada vez más sufrido, ansioso o deprimido, a la vez que mantiene altas esperanzas y deseos de resurgir como el Ave Fénix, y resurgirá pero si se le acompaña con la misma esperanza.
La AS permite al niño encontrar significado y belleza en los obstáculos de la vida y lo usan para cultivar su capacidad de recuperación y empatía. Estos niños conectan con la alegría y el dolor por igual, y les apasiona sentir la verdadera y auténtica profundidad de la interioridad humana.
Esta sensibilidad les permite apreciar el arte y la belleza y mostrarla con originalidad para que los demás lleguen a atisbas eso que vivencia porque anhelan compartirlo. Si esto no se educa, la música, las películas, las series, las imágenes todo se convertirá en un vulgar sucedáneo que le proporcione dopamina, pero si se le educa encontrará y hará arte. Si no se le ridiculiza vivirá su encuentro con la naturaleza con ternura encontrando belleza hasta en las malas hierbas y lo cotidiano de su alrededor. Pero requiere respeto o como el caracol, tenderá a protegerse en su caparazón y correr como pollo sin cabeza tratando de complacer a los demás para sentirse aceptado.
La sensibilidad no debe confundirse con blandenguería o capricho, sobre todo es capacidad de ver el mundo a través de los ojos de otra persona. la AS no solo permite sentir compasión, simpatía y alegría por los demás; sino que incluso permite sentir los sentimientos de otras personas como si fueran suyos. En cierto modo, realmente podemos entrar en los pensamientos y sentimientos de los demás.
Conozco a varias personas altamente sensibles (PAS) que viven esta empatía como una maldición, porque resulta dolorosa. Pero si se educa el carácter del niño, la empatía será una bendición para sí y para los demás. La empatía es lo que inspira la acción, la comprensión y la conexión. La empatía es el motor definitivo para las personas altamente sensibles.
La AS hace al niño mucho más reflexivo y consciente de sí mismo que el resto de compañeros, lo que puede resultar muy paralizante o causa de ansiedad o si se enseña a gestionarlo, una fuente de autoconocimiento extraordinaria que le llevará a las más altas cota de crecimiento y simplificación.
En lo cotidiano, pueden reflexionar fácilmente sobre por qué algo salió mal, no por tener una especial capacidad, sino que su sensibilidad les proporciona una mayor intuición, lo que ayudará a evitar que se cometa un error similar en el futuro o permitirá arreglar la situación en el presente. También le ayudará a pensar sobre cómo desarrollar las cosas, predecir o prevenir futuros problemas. en lugar de comerse el coco sobre si le quieren o no, o si queda bien
Esta intuición y tendencia a solucionar, también requiere educación, pues puede llevar a malos entendidos, complicaciones mentales y ansiedad por no aceptar las cosas como son.
La sensibilidad bien dispuesta, lleva a tener muchos detalles con originalidad sencillamente porque sus cerebros procesan los estímulos de manera diferente y más a fondo que otros. Eso significa que aprecian pequeñas cosas que otros no detectan, como una pequeña indicación de que alguien está molesto o que está ocurriendo un cambio en el entorno. Si se cultiva esta sensibilidad, amplía la visión y les ayuda a destacar en proyectos, les hace conscientes en su trabajo lo que hace mejorar el desempeño aunque no tengan una mayor capacidad que otros.
la AS les puede sobreactivar la imaginación, lo que puede dar muchos problemas de atención, perseverancia, ansiedad… pero si se enseña a gestionar, es una increíble fuente de creatividad. las profundas emociones sugieren al niño con AS que exprese pero puede suceder que esa misma emoción le haga inconstante cuando deja de existir la emoción. por esta razón, una buena ayuda para la planificación, le permite prosperar en las realizaciones creativas, aunque una vez esté entusiasmado, aunque falte la emoción, lo que convendrá desarrollar es la capacidad de cortar para vivir con orden y no caer en compulsiones.
En definitiva, la AS es un gran reto para la educación pero la solución no es neutralizarla, sino cultivarla con el desarrollo del carácter por las competencias.